"A l'immense majorité"

MACHA VELASCO, RUPERTO

SENCICO
989515270
ruperto_macha@hotmail.com

 

             FUNDAMENTOS DEL LENGUAJE HUMANO

 

1.  EL LENGUAJE COMO ACCIÓN

 

 

Por el hecho de vivir en comunidad, el hombre se comunica y relaciona con los seres y objetos que le rodean. Los procedimientos de comunicación son múltiples y nuestros sentidos captan aquellas informaciones suministradas. En la vida cotidiana, el hombre pasa gran parte del tiempo emitiendo y recibiendo mensajes: una mirada, un gesto, el precio de un artículo, las señales de tráfico, la obra teatral o cinematográfica, las sirenas y los medios de comunicación social (prensa, radio, televisión, publicidad, etc.) son actos de relación comunicativa en los que el lenguaje juega un importante papel como instrumento de comunicación. Desde el lloro de un niño a la sinfonía más perfecta y acabada, desde el saludo desemantizado de un "Hola" o un "Buenos días", al más complejo ensayo filosófico, las posibilidades de comunicación varían en cantidad y grado. Son diferentes niveles que cumplen distintos objetivos, aunque todo ello es comunicación y lenguaje.

Según nuestra  concepción tradicional, el lenguaje visto específicamente  como fenómeno verbal, describe la realidad. Se supone que el papel del lenguaje es pasivo.

Sin embargo, la filosofía del lenguaje supera la concepción descriptiva y plantea que cuando hablamos no solo describimos una realidad existente; también actuamos. J. L. Austin fue el primero en destacar esta cualidad activa del lenguaje (“performative” o ejecutante). Igualmente, John R. Searle postula los “actos de habla”. De todo lo cual, se obtienen los actos lingüísticos: afirmaciones, declaraciones, promesas (ofertas, peticiones). Debido a que el lenguaje no es pasivo, debido a que el lenguaje es acción, éste genera permanentemente nuevas realidades.

Las afirmaciones corresponden al tipo de acto lingüístico que normalmente llamamos descripciones. En efecto, ellas parecen descripciones. Se trata, sin embargo, de proposiciones acerca de nuestras observaciones. Aunque  mi vecino y yo compartamos las mismas observaciones no podemos decir que observamos  las cosas como realmente son. En el caso de las afirmaciones, el compromiso social guarda relación con la necesidad de establecer de manera efectiva que la palabra cumple con la exigencia de adecuarse a las observaciones que hacemos de los estados del mundo. Por lo tanto, cuando afirmamos algo nos comprometemos con la veracidad de nuestras afirmaciones ante la comunidad que nos escucha. Las afirmaciones tienen que ver  con lo que llamamos normalmente el mundo de los “hechos”.

Cuando hacemos declaraciones no hablamos acerca del mundo, generamos un nuevo mundo para nosotros. La palabra genera una realidad diferente. Después de haberse dicho lo que se dijo, el mundo ya no es el mismo de antes. Este fue transformado por el poder de la palabra.  Las declaraciones suceden en los momentos trascendentales como en la independencia de los pueblos (Estados Unidos, Perú, otros). También las encontramos en todas partes a lo largo de nuestra vida. Cuando el juez dice “inocente”; cuando el árbitro dice “¡fuera!”; cuando el sacerdote dice “los declaro marido y mujer”; cuando un profesor dice “aprobado”; cuando una madre dice a su niño “ahora puedes ver televisión”, en todas estas situaciones se están haciendo declaraciones. Y en todos estos casos, la acción de hacer una declaración  genera una nueva realidad.

      Las declaraciones no son verdaderas o falsas, como las afirmaciones. Ellas son válidas o inválidas según el poder de la persona que las hace. Cuando declaramos algo,  nos comprometemos a comportarnos consistentemente con la nueva realidad que hemos declarado.

 

Cuando hago una promesa, una petición o una oferta, me estoy comprometiendo a la sinceridad de la promesa involucrada. Y cuando me comprometo a cumplir una promesa me estoy comprometiendo también a tener la competencia para cumplir con las condiciones de satisfacción estipuladas.

Esto no significa que no podamos romper nuestros compromisos. Por supuesto podemos hacerlo y lo hacemos. Sin embargo,  afectará nuestra comunicación  con los demás y debemos esperar grados variables de sanciones por no cumplir con ellos.

 

1.1              LA IMPORTANCIA DEL ESCUCHAR

 

La comunicación humana tiene dos facetas: hablar y escuchar.  Generalmente  se piensa  que es más  importante el  hablar,  ya  que éste parece  ser el  lado activo de la

comunicación, mientras que al escuchar se le suele considerar como pasivo. Se supone que si alguien habla lo suficientemente bien (fuerte y claro) será bien escuchado. A partir de esta interpretación, el escuchar generalmente se da por sentado y rara vez se le examina como un asunto problemático.

Sin embargo, un nuevo sentido común acerca de la importancia del escuchar está emergiendo. Por ejemplo, el tema del escuchar se ha convertido en una inquietud importante en nuestras relaciones personales. Es frecuente escuchar la queja: “Mi pareja no me escucha”. Sin lugar a dudas, la comunicación inefectiva es una de las principales causas de divorcio. Cuando las personas hablan de “incompatibilidad” con su pareja, es el escuchar, nuevamente, el que está en el centro de sus inquietudes.

En el campo de los negocios, el escuchar efectivo ha llegado a adquirir la máxima prioridad. Peter Drucker, escribe:

“demasiados  (ejecutivos) piensan que son maravillosos con las personas porque hablan bien. No se dan cuenta que ser maravillosos con las personas significa ‘escuchar’ bien”.

Tom Peters enfatiza que una de las principales razones del bajo rendimiento del management norteamericano es el hecho de que el manager no escucha a sus empleados, ni a sus clientes, ni lo que está sucediendo en el mercado. Peters recomienda “obsesionarse con escuchar”. El problema, por supuesto, radica en ¿cómo hacerlo?, ¿en qué consiste saber escuchar?

Si examinamos detenidamente la comunicación, nos daremos cuenta de que ella descansa, principalmente, no en el hablar sino en el escuchar. El escuchar es el factor fundamental del lenguaje. Hablamos para ser escuchados. El hablar efectivo sólo se logra cuando es seguido de un escuchar efectivo. El escuchar valida el hablar. Es el escuchar, no el hablar, lo que confiere sentido a lo que decimos. Por lo tanto, el escuchar es lo que dirige todo el proceso de la comunicación.

 

 

 

1.2 EL PODER DE LAS CONVERSACIONES

 

Cada vez que alguien habla, hay alguien escuchando. Generalmente el que escucha es otra persona. Pero aun cuando no haya otra persona –cuando nos hablamos a nosotros mismos- siempre está el escuchar de la persona que habla. Cuando hablamos, también escuchamos lo que decimos. Por otra parte, cuando escuchamos, siempre hay alguien hablando. Nuevamente, este hablar puede provenir de otra persona o de nosotros mismos. Aun cuando escuchamos silencios existe el hablar de lo que nos contamos acerca de ellos.

En la comunicación, por lo tanto, no se da el hablar sin el escuchar y viceversa. Cuando el hablar y el escuchar están interactuando juntos, estamos en presencia de una “conversación”. Una conversación, en consecuencia, es la danza que tiene lugar entre el hablar y el escuchar, y entre el escuchar y el hablar. Podemos distinguir varios tipos de conversaciones, según aquello que queremos lograr, según la inquietud que nos guíe. Podemos observar que tenemos una capacidad interminable para hacer distinciones acerca de conversaciones.

Nuestras relaciones personales se configuran a partir de las conversaciones que sostenemos con otros. Generalmente no vemos el fuerte vínculo que hay entre las conversaciones y las relaciones personales. Pensamos que estamos en una relación –o que tenemos una relación con alguien- y que dentro de esa relación sostenemos conversaciones. Nuestras conversaciones generan el tejido en el que nuestras relaciones viven. Mantendremos una relación con alguien mientras estemos en una conversación abierta y continua con esa persona. Es eso lo que define la relación. Si, por cualquier razón, la conversación se interrumpe o termina, la relación también se interrumpe o termina.

Es importante precisar que las conversaciones que se llevan a cabo dentro de una buena relación no son siempre ni necesariamente positivas u optimistas. En toda relación debemos enfrentar quiebres y siempre habrá cosas positivas y negativas que abordar. Esto no tiene nada de malo. Una buena relación no tiene por qué no incluir algunas conversaciones difíciles y a veces negativas. Por el contrario, en una buena relación siempre hay espacio para los reclamos, para las negativas, para los desacuerdos.

Una buena relación no es una relación sin quiebres: es una relación que ha desarrollado la capacidad de emprender acciones que se ocupen de ellos en forma efectiva. Y  la forma en que nos hacemos cargo de los quiebres es a través de conversaciones. Al hablar, actuamos. Al actuar, cambiamos el curso normal de los acontecimientos y hacemos que ocurran cosas que no pasarían si no actuásemos y si no tuviésemos algunas conversaciones. Para evaluar una relación (a nivel interpersonal, familiar, empresarial o de otra índole) es necesario que examinemos las conversaciones que la producen.

 

2.  LA COMUNICACIÓN  NO VERBAL

 

La comunicación no verbal se produce mediante las imágenes de todo tipo y la música. La comunicación no verbal significa conocer el lenguaje corporal, lo cual nos  ayuda a aprender más sobre uno mismo, a mejorar las relaciones con los demás y a saber qué tipo de persona tienes delante.

  No reparamos en ello, pero uno de los sucesos más complejos de la vida es el encuentro con otra persona. En ese momento un gran número de señales se disparan de forma inconsciente y comienza el intercambio de mensajes a través de los gestos corporales, sobre todo si con esa persona hemos tenido relaciones en otra vida y más aún el tipo de relaciones que hayan sido será lo que nos provoque el acercamiento o repulsión.

 El cuerpo tiene su propio lenguaje, es un idioma mudo, pero tan expresivo que comunica más que las palabras, los expertos dicen que en una conversación el 65 por ciento de la comunicación se produce de forma no verbal, las palabras son el 35 por ciento restante, influyen más el tono y los matices que las palabras, estas pueden llegar a engañar pero los gestos corporales son delatores.

 Las mujeres tienen una habilidad innata para percibir y descifrar señales no verbales, si ellas creen que las están mintiendo, sucede en realidad que mientras las palabras dicen una cosa, el lenguaje del cuerpo cuenta otra historia. La intuición femenina no es un tópico sino el resultado de una mayor actividad del hemisferio derecho del cerebro, el encargado de las funciones intuitivas, lo que hace es reunir para comprender, mientras que el hemisferio izquierdo, el de la racionalidad, se para a analizar, merece la pena prestar atención a este código de señales.

 El lenguaje de los gestos es muy revelador, ayuda a saber lo que significan algunos de los gestos más habituales. Cruzar los brazos denota una actitud defensiva. Acariciarse la barbilla es evaluar y decidir. Ponerse los dedos en la boca denota necesidad de seguridad, nerviosismo. Una sonrisa falsa, engaño, traición, deslealtad. Un lenguaje universal está en los ojos y la forma en que miran. Si te miran a los tuyos fijamente, denotan que no hay nada que esconder, también denota dominio de la persona. Si los ojos no sonríen y se muestran esquivos y la mirada es falsa, denota engaño.

 

 

 

 

 

CUADRO DE ELEMENTOS NO VERBALES DE LA COMUNICACIÓN

 

POSTURA

MOVIMIENTOS CORPORALES

EXPRESIÓN DEL ROSTRO

CARACTERÍSTICAS DE LA VOZ

RESPIRACIÒN

 

La posición del cuerpo

 

La posición de los hombros/inclinación de la cabeza

 

La colocación de los brazos/piernas

 

 

Los gestos con las manos

 

Los movimientos con los pies, manos, cabeza.

 

Balancear  o mover el tronco

 

Cambios de postura

 

Parpadeos

Sonrisas

Gestos con la boca

 

 

Volumen

Velocidad

Tono

Ritmo

Cambios en la intensidad

 

 

Rápida

Lenta

Fatigada

Angustiada

 

etc.

 

 

3.  LA COMUNICACIÓN VIRTUAL Y LAS REDES

 

La presencia de las nuevas tecnologías de comunicación e información (TICs) ha efectivizado lo que denominamos mundo global. La comunicación es hoy mucho más intensa y abierta, con evidencia de la democratización en importantes sectores de usuarios que tienen libertad de pensar y expresar sus ideas en cualquier instante del día o de la noche y usando cualquiera de los idiomas vigentes en el planeta y en el ciberespacio.

 Estamos desafiados a nuevos comportamientos, a una mentalidad que distingue entre inmigrantes y nativos de los nuevos medios como internet, red de redes de la comunicación,  con términos usuales como World Wide Web, Uniform Resource Locator (URL) o link. Y frente al desafío de las TICs, son cada vez más los que van con la tecnofilia y cada vez menos los que resisten en la tecnofobia.

 Josep M. Duart puntualiza que la tecnología nos da la oportunidad incluso “de reconstruir la imaginación, de hacer realidad visual las ideas. Es lo que llamamos paradójicamente ‘realidad virtual`. Pero todavía podemos ir más allá. Hoy la tecnología nos permite, además, crear comunidades virtuales, es decir, espacios de interacción humana en los cuales el espacio y el tiempo, como coordenadas reales para cada uno de los  miembros de la comunidad, pueden relacionarse de forma asíncrona – sin coincidir ni en el tiempo ni en el espacio – entre cada uno de los  miembros y constituir un auténtico entorno virtual.”