"A l'immense majorité"

MACHA VELASCO, RUPERTO

SENCICO
989515270
ruperto_macha@hotmail.com

LA EXPRESIÓN ORAL y la expresividad del lenguaje

 

 

Para toda persona es útil expresarse de manera adecuada ante una audiencia, inmediata o mediata, incluyendo el uso de las cámaras de televisión y  el apoyo de todo tipo de micrófonos.

Desde los primeros ejercicios de expresión oral, se debe mejorar la dicción o pronunciación, la entonación y la concentración en el tema. Siempre debemos evitar las muletillas y palabras innecesarias, dominando cada vez más el idioma y adquiriendo gradualmente una mayor facilidad de palabra.

El orador debe estructurar su discurso en forma clara y fácil de seguir. Igualmente, debe utilizar adecuadamente la expresividad del lenguaje, a partir del cuidado de la voz.

 

1.      CUALIDADES DE LA VOZ

La voz de las personas es el medio por el cual se expresa las palabras, para así transmitir conceptos. Es elemento fundamental del habla. Es el factor determinante en la comunicación oral y depende del adecuado uso de ella que nuestros mensajes lleguen sin deformaciones de interpretación por parte del receptor. Técnicamente, la voz es el sonido que produce el aire expedido por los pulmones al hacer vibrar las cuerdas vocales. De la misma manera que no hay dos huellas dactilares iguales, no hay dos voces idénticas.

La voz, como emisión sonora, tiene cualidades que en conjunto van produciendo diferencias entre la expresión oral de cada persona. Estas cualidades son la intensidad, el tono y el timbre y la duración.

La intensidad de la voz equivale al volumen y es la fuerza o potencia de emisión de las vibraciones que producen las cuerdas vocales. Es la energía con la que el aire es impulsado desde los pulmones hacia las cuerdas vocales. De esta forma, si hablamos en voz baja, la intensidad es muy débil, mientras que, si hablamos en voz alta la intensidad será mayor y necesitaremos respirar con mayor frecuencia. La intensidad baja es habitual para producir sensaciones de tranquilidad, intimidad, tristeza o cercanía; la intensidad alta la asociamos con la alegría, rabia, agresividad o ánimo.

Asimismo, variar la intensidad cuando se habla permite retener la atención de los oyentes y evitar la monotonía. También sirve para diferenciar los posibles significados de las palabras atendiendo al acento. (No es lo mismo llego que llegó o calle que callé).

El tono (agudo o grave) es la altura o elevación de la voz que resulta del número de vibraciones por segundo que realizan nuestras cuerdas vocales. Cuantas más vibraciones (mayor frecuencia), más aguda es la voz y más alto el tono; por el contrario, cuantas menos vibraciones (menor frecuencia), más grave es la voz y más bajo el tono. De esta manera, el tono permite clasificar el sonido en más agudo o más grave.

 

De forma general, el hablante, según sea hombre o mujer, tendrá un tipo de tono. Las voces graves las asociamos a los hombres. Las voces medias y agudas las asociamos a las mujeres .El estado de ánimo y

la actitud del hablante tienen influencia en el tono de voz en un momento dado. Por eso, es muy importante que los locutores (comunicadores, informadores...)  aprendan a controlar sus emociones y el tono con el que hablan.

El timbre, que unido al tono y a la intensidad recibe el nombre de “color de la voz”, es la cualidad que nos permite distinguir una voz de otra al escucharlas. El timbre es lo que hace que una voz sea clara u opaca, agradable o desagradable, y a partir de él, los oyentes de radio se hacen una idea acerca de la personalidad del locutor, incluyendo características físicas y el trato que emplean con los demás. De hecho, la constitución física (forma del cráneo, mandíbula, dientes, paladar, alvéolos, cavidad nasal y bucal) determina un timbre determinado. Por eso, es normal que los miembros de una misma familia tengan timbres parecidos.

La duración es la  cualidad que hace que los sonidos sean apreciables debido a su extensión en segundos de tiempo. Si el sonido tuviera una duración de una milésima de segundo no sería perceptible o no lo identificaríamos. Cada persona tiene una velocidad media propia (una duración propia) cuando habla. Para comprender una locución, la velocidad media del habla es de entre 125 y 200 palabras por minuto.

La duración de la voz está en función de la cantidad de aire que seamos capaces de almacenar en los pulmones para luego espirarlo en la lectura, y este proceso es diferente en cada individuo. Por ello, es importante que todo comunicador sepa cuál es su capacidad, ya que influirá en el ritmo de su locución y, con ello, en la lectura de su discurso. 

2.      ENTONACIÓN Y EXPRESIVIDAD DEL LENGUAJE

 

Un aspecto principal de la elocución o capacidad de hablar en público es la entonación. Hablar con elocuencia no es virtud de todos aunque todos pueden alcanzar dicha virtud. Pero, se requiere una práctica disciplinada y constante de los requisitos que señala la oratoria.Al expresarnos oralmente, nuestra voz puede cambiar de tono y altura musical en cada unidad informativa. De esta manera se forma una curva melódica llamada entonación. Esta dependerá de la intención y de las características expresivas del orador.

La entonación permite distinguir una pregunta de una respuesta, una expresión dudosa de otra que es claramente afirmativa, entre otras diferencias múltiples. Con este propósito empleamos los tonemas respectivos o inflexiones de cadencia, anticadencia, suspensión, junto con inflexiones de otros matices, según nuestras actitudes e intenciones comunicativas.

No hay duda que debemos dar un valor sustancial al lenguaje de la imagen, cuando debemos estar ante el público.

 

3.      EL LENGUAJE CORPORAL

 

Según Albert Mehrabian, investigador en temas de comunicación, las palabras producen el 7% del impacto que el orador causa en la audiencia. Otro 55% se deriva de  aspectos visuales tales como el aspecto externo, expresiones faciales, gestos, lenguaje corporal, posturas, etc., mientras que el 38% restante depende de la voz del orador.                                                             

En esta misma línea, se considera que la efectividad del mensaje oral depende fundamentalmente de tres factores: lenguaje corporal (45%), es decir, cómo actuamos ante la audiencia; de las palabras y frases (35%) que empleemos para la comunicación; y del tono de voz  (20%).